¿Y BORGES?
Debería existir una ley que prohibiera corroborar, si una buena anécdota, contada como cierta cumple con esa veraz condición . En lo personal, cuando escucho una historia que vale la pena, casi siempre por tradición oral, la ingreso en la enciclopedia de la verdad.
Me contaron una vez, que el tenista David Ferrer que tuvo una destacada trayectoria deportiva, al ganar un título en conferencia de prensa dijo:
-Estoy muy contento de ser el número uno del mundo.
Luego de ciertos murmullos uno de los periodistas pidió la palabra y le preguntó al tenista.
-Discúlpeme. David ¿y Federer, Nadal y Djokovic?
La hilarante respuesta no se hizo esperar.
-Esos que nombraste son extraterrestres, yo me refiero al género humano
Años más tarde, estaba dando una charla coloquial a estudiantes y amigos que versaba sobre el oficio de escribir. No descubrí nada al decirles que, para ser un escritor aceptable, primero se debe ser un lector voraz. Para justificar mi decir, arranqué con mis amigos de la niñez; Kipling, Salgari, Verne, Twain, May, Blyton, Dumas, Dickens. Luego narré a mi pequeño auditorio que los franceses tienen del Dream team del siglo XIX: Hugo, Balzac, Baudelaire, Maupassant, Flaubert, Stendhal, Verlaine, Rimbaud, Zola y antes de que terminara una mujer joven con actitud inquisidora me preguntó.
- ¿Y el siglo XX?
-Claramente norteamericano, le respondí. Y sin dudar inicié la lista; Capote, Hemingway, Scott Fitzgerald, Auster, Carver, Salinger, Miller, Faulkner, Tennessee Williams, y en medio de mi prosa, vi a lo lejos una pequeña mano adolescente, alzada con femenina inquietud. Cuando le di un pase con la mirada, la joven me preguntó:
- Yendo más cerca de nuestra comarca, Diego. ¿y Borges?
Fue allí que tuve que responder como David Ferrer.